Por Leticia Basciano – Astróloga
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Desde hace tiempo venimos gestando con El Observador la idea de hablar sobre astrología. ¿Qué es la astrología? ¿Cómo se aplica a la vida algo tan abstracto? ¿Es verdad que lo que pasa con los planetas en el cielo puede afectar mi realidad? Trataremos de responder a esas preguntas y a las que vayan surgiendo, porque como todo, cuánto más sabemos sobre algo, nuevas dudas aparecen.
La astrología estudia la influencia de las posiciones y los movimientos de los planetas, tema de estudio de los astrónomos, en los comportamientos sociales e individuales. Si bien no tiene aún la denominación de ciencia, se sigue el método científico para el estudio y desarrollo de la misma. Es interesante que cada descubrimiento más o menos reciente de planetas o asteroides coincidió con momentos históricos y cambios de época. Desde la antigüedad se observa el cielo para tomar decisiones, como elegir a un rey o sembrar y cosechar cultivos. Luego con la modernidad estos temas quedaron de lado, la visión más cientificista tomó lugar. Los chamanes, las chamanas, las brujas, fueron censuradas y esto llevó a que muchos de esos conocimientos quedaran en el olvido. Bajo llaves. Hasta que por algún motivo, tal vez por la misma necesidad que tenemos de entender y entendernos, la astrología fue nuevamente abriéndose camino. Desde hace años que muchos estudiosos pasan su vida dedicándose a formalizar este conocimiento. Existen miles de libros, podcasts, videos y cuentas en las redes sociales que intentan de diferentes formas alcanzar a la sociedad con esta información. ¿Y para qué? Porque los que la estudiamos, estamos convencidos de que puede ser de gran ayuda. En un primer acercamiento, podemos ver cómo estaban ubicados los planetas en el cielo el día que nacimos. O el día en que se fundó una ciudad, un país, una sociedad. Esos datos nos dan una especie de marco, de contexto acerca de, por ejemplo, una persona. Qué tipo de aprendizajes tendrá en su vida, qué cosas le resultarán más fáciles, qué talentos innatos tendrá. No es que sea un condicionante si no más bien es un cuadro completo de energías disponibles. Cuando lo conocemos, podemos elegir más a conciencia. Podemos desarrollar capacidades que no sabíamos que teníamos o reforzar alguna que siempre estuvo y no sabíamos para qué. En este camino largo que propone la astrología hay diferentes niveles. El primero y más difundido es conocer de qué signo somos. A eso lo llamamos «signo solar». Además de éste hay muchos otros signos en nuestra carta: el signo de luna, del ascendente, etc. Todos se combinan de diferentes maneras para hacer que cada ser sea único. Vamos a hablar sobre esto en las próximas ediciones.
¿Se atreven a descubrir de qué se trata? Bienvenidas son las preguntas, las dudas y los aportes. Porque la astrología, así como la humanidad, va evolucionando junto con los que la conformamos.
La puerta queda abierta… y que las estrellas nos guíen.